Nombrábamos antes a Jorge Fernández Guerra, autor de la primera ópera encargada en aquellos ochenta por el Ministerio de Cultura: Sin demonio no hay fortuna, obra jugosa, irónica, de muy buena factura, que ponía en evidencia un talento lírico indudable y que ilustraba un libreto del joven Leopoldo Alas, desgraciadamente desaparecido en 2008. Sigue leyendo